CAMBIO SOCIAL
Hubo un tiempo en que el cambio social, es decir el paso de una persona de un estrato inferior a otro considerado superior era una rareza.
Desde comienzos del siglo XIX se hizo más frecuente hasta adquirir la frecuencia y velocidad actuales.
En esos tiempos antiguos el hijo de un zapatero sería zapatero, lo mismo que su hijo y su nieto. Era impensable otra cosa. Quizá esto tuvo una influencia muy grande en lo material porque se acumulaba la experiencia, pero a la vez ello tendía a un inmovilismo cultural de todo tipo.
En nuestra sociedad de consumo todo es efímero y en nombre del progresismo la aceleración, la huida de las condiciones originales familiares es una norma general.
Téngase en cuenta que no estoy haciendo juicios de valor queriendo decir si esto será MEJOR O PEOR. Simplemente señalo el hecho.
En este momento histórico los seres humanos somos PRODUCTOS. Un producto significa que es previamente diseñado y está destinado al intercambio, compra y venta. En el caso de los seres humanos, salvo excepciones, no somos comprados y vendidos monetariamente, pero si estimados por nuestro valor.
Los valores en la escala cultural suelen ser arbitrarios y sujetos, incluso, a modas.
Un médico se considera superior a un arquitecto, este a un filósofo… Desde luego aquellas profesiones que implican un trabajo manual, más aun si implica ensuciarse, por muy indispensables que sean para la marcha de la sociedad, son menospreciados.
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Un fenómeno social que se desprende de ser humano – producto es el ARRIVISMO.
El Arrivismo no implica un verdadero cambio en los estratos sociales, sino conseguir la apariencia de ello por medio de conseguir el simulacro de un cambio. Por ejemplo casarse con un profesional o con un hombre de negocios. Conseguir un trabajo en una Empresa importante, aunque para ello se tenga que someter a las peores humillaciones. Siempre conseguir una apariencia de cambio, más que un desarrollo real por el esfuerzo, por ejemplo de estudiar. Tratar de desplazar a todo aquel que pueda significarle la demostración de su mediocridad y baja extracción.
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Dentro del arrivismo se da la experiencia del Desclasado. Aquel que vive constantemente avergonzado del estrato del que salió que considera, no solamente inferior sino denigrante para él.
Tratará de ocultarlo a aquellos que lo desconocen, incluso creando verdaderas novelas sobre su pasado. Lo cual parece infantil, incluso, divertido.
Sin embargo, es frecuente algo distorsionante, el odio hacía el estratos social del que se proviene, la difamación sistemática, (todos son borrachos, ladrones, indignos de confianza…) y si se tiene algún tipo de poder (empresario, funcionario…) una persecución larvada o directa. Estas personas se sienten ensalzadas ante sí mismas denostando a los que fueron sus compañeros de los primeros tiempos.
Otros adoptan una táctica diferente. Reconocen que ellos EMERGIERON de ese estercolero humano por su esfuerzo, porque ellos, son seres Superiores y a semejanza de los fariseos del Evangelio
NO SON COMO LAS OTRAS PERSONAS.
Monday, June 22, 2009
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