Monday, December 20, 2010

अकुई ahora

AQUÍ-AHORA
Cuando sus palabras se convierten en un murmullo, cuando su vista se sumerge en una taza de té os invade una certeza: el ser humano sentado en el suelo, aquí, enfrente de ustedes ha entrado en comunión con una parte de la eternidad. Los minutos transcurren en el silencio. Esperáis. No esperáis nada: observáis. Su sonrisa, sus rasgos que se pacifican. Su luminosidad. Tenéis envidia de la felicidad que saborea, aquí, sentado en el piso frente a vosotros… El venerable Thich Nhat Hanh, maestro budista vietnamita acaba de daros la primera lección. Una lección de felicidad. De la vida que desborda de milagros a vuestro alrededor. Del arte de respirar bien, comer bien, de caminar para descubrir la paz y el gozo en medio de las turbulencias del mundo. Os habla también de sus lechugas, del placer que consigue regándolas. Del arte de vivir plenamente el instante presente. Entonces os atraviesa el espíritu otras imágenes del Maestro. Las del impetuoso, militante de la paz y de los derechos humanos en su país. El de arriesgado atravesando zonas de combate para salvar heridos en el Vietnam de la guerra y más tarde embarcarse para salvara al “boat people”. Del ser humano de las religiones que ha instalado en su ermita una estatua de Jesús y otra de Buda. Nos acordamos de una frase de Martin Luther King de 1967, proponía la Maestro para premio Nobel de la paz. El es, decía Martin “un santo, un erudito, un militante de la paz, de la fraternidad y del ecumenismo.
? Se os da, Venerable la reputación de ser un ser humano concreto. ¿Se trata de algo corriente en los Maestros espirituales
No creo que la práctica espiritual elimine la práctica corporal: se entra en la espiritualidad con nuestros pies. Caminar, comer, respirar son igualmente caminos muy concretos de acceso a la práctica de la verdadera espiritualidad. Esos caminos necesitan un entrenamiento, propongo ejercicios concretos, que espero útiles para conseguirlo.
¿Ejercicios que se dirigen hacía el espíritu atravesando el cuerpo?
Todos tenemos preguntas muy importantes que nos dan vueltas en la cabeza. Esas preguntas no se dirigen solamente a nuestro intelecto sino a la persona entera. Escuchar las respuestas con frecuencia no nos satisfacen: tenemos que aprender a vivir lo cotidiano. Ese aprendizaje no es difícil. En mi comunidad practicamos permanentemente la meditación caminando, coordinando nuestra respiración consciente con la marcha, aprendemos a dar cada paso en la estabilidad y el gozo: a través de cada paso entramos en relación con la naturaleza, la belleza de la vida y la paz interior. Meditamos andando y no sé si existe otro método de caminar.
¿Permitís que os contradiga? Probablemente ignoráis, Venerable lo que es una carrera contra el reloj en un pasillo del metro.
¿Por qué un pasillo del metro sería irreconciliable con la meditación caminando? ¡Solamente hay que organizarse para no tener que correr! Yo medito siempre en los aeropuertos. Lo podéis hacer igualmente lavando los platos. Estáis plenamente allí en cuerpo y espíritu. Mantenéis el plato, el agua corre sobre vuestras manos: ese gesto es profundo, sagrado. ‘ Es como si estuvieseis bañando al Buda niñito! Y lo hacéis con placer… Pero entendámonos: debes vivir profundamente el instante presente. No tener el espíritu en el pasado, en los problemas del día transcurrido, en el futuro, en la taza de té que os apuráis por tomar, porque a continuación del té pensaréis en un planchado o ¡qué se yo! No tomaréis sabor al momento presente que siempre es sagrado. Hay que vivir aquí y ahora. Cuando riego mis lechugas, pienso en mis lechugas. Y cuando yo estoy sentado aquí con usted, estoy plenamente con usted, No considero que la conversación sea un trabajo a hacer lo más rápido que pueda. Yo quiero que este momento sea agradable para usted y para mí. ¿El aire que respiramos lentamente, las personas que nos rodean, serán más importantes que el artículo que se escribirá?. Si ya pensáis en su redacción no podéis aprovechar plenamente de este momento.

Llegará sin embargo el momento de componer el artículo de concentrarse en las frases. Entonces me será difícil el meditar.
La meditación no es otra cosa que la atención concentrad a lo que verificamos en el momento presente. ¿Conocéis el ejercicio muy sencillo pero muy eficaz de la meditación en el teléfono? Antes de telefonear practicad la respiración profunda, concentraos en vuestra respiración. Pensad luego en vuestra palabra que atravesará quizás centenares de kilómetros. Vuestras palabras pueden ser como flores y llevar la comprensión y la armonía. Marcad calmadamente vuestro número, respirad más que abandonaros a vuestras preocupaciones y a vuestra cólera... Sonreíd. Estáis distendidos. Lejos suena el llamado del teléfono. Sabéis que vuestro corresponsal la escucha y a su vez practica la respiración consciente...También sonríe. Podéis comenzar una conversación serena y armoniosa. El gozo se encuentra en todas partes: está en nosotros aprender a captarlo. Basta, os lo decía, un poco de entrenamiento.
¿No se trata el que vuestra buena naturaleza os predispone a ver la felicidad en todas partes, incluso en el acto de lavar los platos?
No digo que la felicidad sea fácil: no es un regalo que nos caiga del cielo. La felicidad es una práctica. Está hecha de elementos que no son intrínsecamente portadores de felicidad: por ejemplo el sufrimiento. En cada uno de nosotros tenemos el “compuesto (abono) y las flores... El compuesto son los elementos negativos, tales como el dolor, la irritación, la desesperación, ellos mismos alimentan los elementos positivos, las flores. Cualquier jardinero os lo dirá: sin los desechos convertidos en abono no podría obtener buenos frutos. La meditación ayuda a producir esos frutos. Si vuestros ojos están en buen estado ¿apreciáis verdaderamente ese paraíso de colores que se ofrece a vuestra mirada? ¿Esas formas maravillosas que se desprenden de ese árbol en ese bosquecillo? ¿Un ciego podría hablaros de esa felicidad?
¿El acceso a la plena consciencia no es acaso algo propio de algunos grandes Maestros?
Con un buen Maestro y una buena “sangha” (comunidad) cada uno puede experimentar desde el principio la felicidad de la plena consciencia.
Decís que es mejor practicar solo que con un maestro malo.
Existe un maestro en cada uno de nosotros. Un maestro para la felicidad. El buen maestro es aquel quien os ayudará a alcanzar ese maestro interior fijando vuestra confianza en la práctica. Todos nosotros tenemos la capacidad de estar conscientes de lo que ocurre en el momento presente, en nosotros y en nuestro derrededor, en consecuencia alcanzar la conciencia plena. Igualmente todos somos aptos para practicar la respiración consciente, aquella que nos permite alcanzar la paz en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu. Cada ser es un Buda, porque cada ser tiene la capacidad de estar vivo, es decir estar verdaderamente aquí, cuerpo y espíritu, en le momento presente... Ustedes me denominan maestro: yo prefiero colocar el acento en el papel de la “sangha”, la comunidad en la que los budistas se refugian para ser sostenido y animado. Una buena “sangha” es aquella que renueva vuestra confianza en vos mismo posee al Buda.: permite tocarle profundamente. Mi “Zanga” la reconozco en todas partes: en un pájaro, en un niño en todo aquello que tiene la capacidad de estar en el momento presente.
¿Se trata de una metáfora?
Se trata de hechos. En el budismo la “sahnga2 contiene al Buda y su enseñanza el “dharma”. Igual que en la naturaleza en que la flor contiene las nubes. Tocando profundamente una flor, tocías las nubes si las que no habría lluvia y por tanto tampoco flores. Tocases el cosmos: el sol, los astros, la tierra, Buda, Dios. De la misma manera cuando tocáis profundamente, tocáis el universo. La meditación es una mirada profunda dirigida a todas las cosas. Hacía la Vida. Hacía el uno que contiene Todo. El gran problema de nuestra civilización es que no nos tomamos el tiempo de vivir, de realizar que las condiciones del “dharma” están ya reunidas. ¿Qué esperamos para ser felices? Tenemos ciertamente miedo. De la muerte, de la soledad del abandono, de los otros. Todos esos miedos, dijo el Buda, nacen de la ignorancia acerca de la realidad de las cosas. La percepción profunda que aporta la meditación hace renacer la confianza: libera el espíritu por el conocimiento: abre el acceso al Todo, al Uno en el que sujeto y objeto se confunden, donde el buda está en vosotros y donde está la montaña y el firmamento.
¿Por tanto la meditación sería el abandono de si?
Es al contario un retorno a sí, que solo permite el acceso al otro. Nos ostros reinamos sobre un vasto territorio formado por cinco elementos: el cuerpo, las sensaciones, las percepciones, las formaciones mentales, la consciencia. En ese territorio obligatoriamente conflictivo tenemos por deber el restaurar la paz. Nosotros, desgraciadamente, con frecuencia somos poco responsables: nos evadimos para refugiarnos en futilidades: la televisión, la música, las compras. ¿Cómo quieres que se establezca una paz interior? Tenemos tiempo. No sabemos utilizarlo. En otro tiempo se pasaban tres horas con amigos alrededor de una taza de té. Hoy se conceden algunos minutos para tragar una taza de café en un ambiente preferentemente bullicioso que nos roba a nosotros mismos ese territorio con el cual no soportamos confrontarnos. Mas tarde pasamos horas a mirar una pantalla de televisión. Ocultamos nociones esenciales como la atención a uno mismo, a los otros, al amor, al gozo, Hemos roto el hilo de la comunicación con Dios.
Resulta curioso escuchar hablar a un Maestro budista de Dios.
Dios es nuestro fundamento, como el agua es el fundamento de la ola. Una ola puede vivir su vida de ola y por ello no está menos formada de agua. Cuando da vueltas sobre ella misma, toca el agua que está en su seno, vuelve a la fuente. Vivimos nuestra vida de humanos en una dimensión histórica: el nacimiento, la muerte y entre los dos los triunfos y las derrotas. Pero vivimos también, sin saberlo la realidad de Dios que es nuestro alimento. Mientras estamos en esta dimensión histórica que es también la del ola no tenemos la ocasión de de descender hacía Dios, es decir, hacía el fundamento de nuestro ser, hacía el nirvana donde no hay nacimiento ni muerte, ni triunfos ni derrotas. Se utiliza determinadas palabras para describir una ola: comienzo, fin, grande o pequeña. Estas palabras no se aplican al agua. De la misma manera las palabras para describir el mundo que nos rodea no pueden ser aplicadas a Dios. Dios pertenece a una dimensión descrita como última por referencia a nuestra dimensión histórica. ¡Pero esas dos dimensiones no están separadas. La ola es de la misma naturaleza que el agua: no necesita morir para convertirse en agua. Y nosotros no tenemos necesidad de morir para tocar la presencia de Dios y del Espíritu santo: nos basta con vivir profundamente, en la plena consciencia para llegar a la última y tocar el Absoluto
No habló jamás de Dios
Dios es como el nirvana. El es la extinción de los conceptos, no se puede tener una palabra sobre El. El único discurso posible sobre Dios es el nirvana y el silencio.
Pero usted dialoga frecuentemente con los teólogos cristianos.
Dialogamos a través del silencio por el hecho de nuestro encuentro. Cuando estamos juntos Dios está allí. Las palabras, los conceptos, las escrituras son residuos de sabiduría: solamente nuestra vida cotidiana utilizada como instrumento nos permite descubrir las enseñanzas de Buda o de Jesús. Antes de ser un intercambio de palabras o de conceptos, el verdadero diálogo es un testimonio de vida. Dialogamos cuando oramos juntos con todo nuestro ser con todo nuestro cuerpo. Y oramos juntos cuando bebemos nuestro té y a través de cada gesto alcanzamos la plena consciencia y tocamos el Espíritu Santo. Beber el te, mirar el cielo, son oraciones. Orar no significa recitar palabras sin estar plenamente presente: una tal oración pierde su sabor.
¿Se ora de la misma manera siendo budista que cristiano?
Oramos con nuestros cuerpos, porque la estabilidad del espíritu está unida a la del cuerpo. Yo me pongo en la posición del loto, la de una flor y traigo mi cuerpo y espíritu al momento presente. Celebrando la Eucaristía, el sacerdote se sirve también de su cuerpo, de sus gestos, para establecer la comunión con el Cristo, con la vida. Para dar vida a ese instante. Me sucede también el recitar oraciones con mis amigos cristianos. Me gusta mucho el “padre nuestro” “padre nuestro que estás en los cielos que tu nombre sea santificado, que venga tu reino “es exactamente la búsqueda del “dharma”, “danos el pan de cada día” incita exclusivamente a vivir el momento presente, el único en que la vida sea posible. ¡Este pensamiento es profundamente budista! Y puedo citar otros numerosos puntos entre budismo y cristianismo El espíritu santo es la consciencia plena, aquella que os hace viviente el momento presente, la que engendra la energía de la comprensión, del gozo y del amor. Usamos palabras diferentes para designar una misma entidad... de hecho ninguna palabra la pude describir. Todos ellos son superfluos.
Ha sucedido que habéis llevado tan lejos el diálogo con vuestros amigos cristianos. Este episodio ha horrorizado tanto a muchos budistas como cristianos. Clarifiquemos las cosas. Comer en plena consciencia es una práctica importante. Que se trate de pan, de té o de arroz todo alimento que ingerís que consumís con plena consciencia se carga de simbolismo: el acto de comer se convierte en un rito en el sentido más sagrado del término. Para mí la santa comunión es una poderosa campana de la consciencia plena: resucita al ser ofreciéndole la posibilidad de ser habitado por el espíritu Santo, por tanto de alcanzar la plena consciencia. Ella nos invita a dejarnos tocar profundamente por el pan que es la misma vida. Participando en la Eucaristía estaba consciente de comer aquí y ahora, con todo mi ser un pedazo de pan. Yo estaba habitado por la plena consciencia y por tanto por el Espíritu Santo.
¡Para el cristiano la hostia no es un simple pedazo de pan: es el cuerpo de Cristo!
Y un pedazo de pan es el cuerpo del cosmos. ¡Es un regalo del universo entero! Cuando mastico el pan, toco el sol y la tierra, el viento, el universo, toco al Cristo. No nos dejemos tomar una vez más por conceptos humanos.
¿No cae en la trampa del sincretismo?
¡Atención a las estrecheces del espíritu! Me abro al diálogo antirreligioso por que no veo razón alguna de pasar toda mi vida a alimentarme de un solo fruto, cuando la ensalada de frutos es deliciosa. Ese diálogo también es para mí una manera para comprender mejor mi propia tradición. Cuando miráis algo profundamente a través de ello podéis comprender muchas otras cosas. Cuando miráis una flor muy profundamente os comprendéis a vos mismo muy profundamente. Es parecido respecto a las diferentes tradiciones religiosas: es algo extraño pero siempre verificado. Sin embargo para que esas reuniones sean enriquecedoras se impone una condición: aunque se sea cristiano, budista o musulmán no debemos olvidar que somos primeramente herederos de nuestras propias tradiciones y que debemos profundizar en nuestras raíces. Porque ved, aquel que cree tener el conocimiento perfecto de su enseñanza no sabe nada: quedan por descubrir todas las tradiciones.
Cada vez más los occidentales se separan de sus raíces judeo-cristianas para abrazar otras tradiciones especialmente el budismo.
Ellos creen saber todo de su tradición de origen a sus ojos ella ha perdido el sabor de lo desconocido. No saben que el cristianismo queda por descubrir incluyendo por los cristianos. Creo también que a su alrededor sus mayores, sus sacerdotes no han sabido presentarles su tradición espiritual en lo que tiene de hermoso, de verdadero. No han conseguido tocar la joya el corazón de su cultura y de su civilización. La tradición se ha roto por la incapacidad de comunicarla. Puede ser que les sea necesario inventar un nuevo lenguaje mejor adaptado a nuestro tiempo. Renovar los modos de expresión para restablecer la comunicación y por tanto la transmisión. Yo siempre he estado cerca de los jóvenes, he tratado escucharles y comprenderles. A su vez me escuchan y comprenden. Tal debe ser la regla para todos los enseñantes del “dharma” cualquiera que sea el nombre de ese “dharma”.

.

No comments: