Thursday, August 12, 2010

evangelio






LEER HOY LOS EVANGELIOS
¿Cómo será leer los evangelios hoy sin prejuicios religiosos previos? Sin creencias. Leerlos sencillamente como libros de sabiduría en que se acepta que estén mezclados mitos, leyendas, arquetipos, experiencias personales y las propias creencias del redactor.
¿Será posible esta lectura?
Creo que, en cierto, punto lo es.

Desde luego hay que partir de que la referencia al Reino de los Cielos originalmente es la utopía de una nueva sociedad de hermanos hijos del Padre celestial, algo para realizar en la tierra y no en ultramundo.
Yeshoua rechaza con firmeza la relación comercial con Yawé que impregnaba todas las relaciones religiosas de su tiempo y que, hasta el día de hoy, es común en la Religión popular.
Las relaciones de “intercambio”. El devoto ofrece algo a la Divinidad y esta se lo otorga si es favorable.
Es una relación netamente mercantil que Yeshoua trata de cambiar por la relación Padre – Hijo. El Padre, a semejanza de un padre terrenal, dará a su hijo lo mejor, “si le pide pan, no le dará piedras” porque le ama.
En cambio la relación comercial es la del gran comerciante frente a su servidor, su esclavo o, en el mejor de los casos, el pequeño comerciante insignificante para él.

Igualmente Yeshoua rechaza para su Reino de los Cielos la concepción religiosa de que la Riqueza, la Felicidad terrenal, es el premio divino para aquellos que cumplen la Ley con la fidelidad de los fariseos.
Su nueva concepción afirma con fuerza en las Bienaventuranzas que los verdaderamente felices son aquellos que “no tienen nada”. Ni riquezas, ni prestigio, ni poder e, incluso, que son perseguidos.
Parece que la imagen de felicidad terrena está tomada por Yeshoua de los beduinos de su tiempo o de otros grupos humanos que parece que debió conocer en sus peregrinaciones entre esos pueblos que ahora denominamos Originales.
Por eso Yeshoua rechaza:
• El status eclesiástico como algo corrompido por su ansia de poder.
• La relación con Dios modelada sobre el comercio.
• La desigualdad humana y social basada sobre prejuicios culturales como religión, política, riqueza etnia…
Aparece rechazando las formas culturales de la sociedad de su tiempo y desde luego la judía.
Releyendo los evangelios, sin prejuicios religiosos, sino simplemente como libros de sabiduría, es decir, quitándoles su sentido de palabra divina e infalible, se descubren nuevas cosas en ellos.
Llama la atención la mezcla de de estilos literarios en escritos que se han considerado como relatos históricos. Es cierto que el concepto de la narración histórica en los tiempos de Yeshoua, sobre todo entre los orientales, es muy diverso de los modernos, incluso de Tucídides o Tácito. No se trata de historiadores, sino de narradores o cuentistas. No es una exacta y circunstanciada narración de hechos reales, sino de tradiciones, mitos, leyendas relatos… En los evangelios hay otro ingrediente la “predicación” y los comentarios piadosos del narrador.
Se relata lo que se ha “oído” con el propósito de la conversión y el proselitismo.
Los pensamientos y palabras que se atribuyen a Yeshoua pueden proceder de él o no. Eso al evangelista no le preocupa.
El evangelista, alguno de ello trata de dar un desarrollo lineal a los hechos que narra, aunque con frecuencia los confunden.
El predicador pone en ocasiones en boca de Yeshoua su propia concepción, mucho más tardía, de los acontecimientos que enfrenta. Los discursos o cánticos que aparecen, sobre todo en Matías, son exactamente las mismas ficciones literarias que Tito Livio pone en boca de sus personajes en las célebres arengas antes de las batallas.
La primacía de Pedro es descaradamente una interpolación posterior muy contradictoria con el pensamiento de Yeshoua que se expone en esos mismos textos en que cuando le preguntan sobre la primacía, Yeshoua coloca entre ellos un niño o se declara esclavo o dice que el primero será el esclavo de todos. Decir eso en tiempos cuando todos sabían el pesado significado del estado de un esclavo considerado legal y socialmente como una “cosa”, significa algo muy contradictorio y sospechoso.

Otro rasgo altamente sospechoso resulta el cambio repentino de Yeshoua que habla del ser Supremo como el Padre de los Cielos, para de repente cambiar y hacerlo su Padre personal, lo que indica con claridad la nueva concepción de la “secta” hacía la divinización de Yeshoua, es decir, la tendencia paulina consagrada por el tardío evangelista Juan

Mateo afirma que Yeshoua es un Elegido judío. Para confirmarlo inventa una genealogía pausible según la moda de su tiempo y las características bíblicas. Insiste que es un Ungido para marcar su elección.
Los padres son José y María. Cuando José descubre preñada a María, bien porque la ama, bien porque sospecha que ha sido preñada por “alguien importante”, porque él es “buena persona “y tolerante o por una razón que se nos escapa, no la denuncia como adúltera. Mateo está obligado a embellecer este penoso episodio usando el mito propio de su época de que todo héroe magnífico nace de una virgen. Indudablemente este mito proviene del hecho de que todo Héroe tiene como padre, generalmente, una divinidad. Basta reflexionar sobre todos los héroes homéricos.
Para preparar la universalidad del Mensaje, Mateo incluye muchos mitos sobre todo lo que rodea el nacimiento del Ungidos, especialmente la adoración de los Magos.
Todo ello demuestra que su evangelio está altamente influido por una composición muy posterior a los hechos que narra y compuesta como justificativo del cristianismo ya estatuido.
Posiblemente es la razón por la que Pablo nunca haga alusión a los Evangelios. La Huída a Egipto de los padres de Yeshoua es posible, dado el contexto agitado de Palestina. Posiblemente José de alguna manera estaba involucrado en ideas “progresistas” y necesitó refugiarse en Egipto. Desde luego para motivar su vuelta no era necesaria la intervención de un ángel, pero evidentemente esto realza la narración.
Por lo demás, muchas de las ideas posteriores de Yeshoua indudable te estuvieron inspiradas en esa convivencia con los “gentiles”.

Juan más que un narrador es un teólogo muy posterior ya impregnado fuertemente de las ideas paulinas de la divinidad de Yeshoua, narra todo aquello que puede apoyarlas utilizando, sin duda algunas “fuentes” desconocidas de los otros evangelistas. Sin embargo, aparecen algunos aspectos interesantes para dibujar mejor la personalidad de Yeshoua. Por ejemplo su insistencia sobre la Metanoia o cambio de mente tan necesaria para todo cambio social y cultural y toda concepción utópica.
De nuevo la insistencia en el rechazo a las formas culturales de su tiempo aparece en la descripción de Juan el Bautista y su extrema renuncia a lo material.
El Reino de los Cielos. El Cielo para la mentalidad oriental,, es el Reino de lo Natural, de lo Primitivo, de lo Original. Es lo opuesto a las sociedades modeladas por los Grupos de Poder. Son las sociedades fundadas en el clan familiar.
Para subrayar la importancia del “cambio de mente” se utiliza el bautismo de Juan, una muerte simbólica. Es como el “comienzo”, la iluminación de Buda, el “ser humano nuevo”.
Juan el Bautista rechaza los “grupos de poder” en forma manifiesta y los denomina serpientes en alusión directa con la serpiente corruptora del mundo que vehicula la expulsión de los seres humanos del Paraíso según la concepción judía. A esos grupos les promete el exterminio y la decadencia. Quizá la alusión al que ha de venir, no es de Juan, sino de las concepciones de los esenios tal como aparecen en los manuscritos encontrados cerca del Mar Muerto.
Las tentaciones en el desierto, indudablemente son una mitificación de las experiencias de Yeshoua en el desierto cuando se preparaba para lanzar su programa de la Buena Nueva. Tres renuncias que se debió hacer y que propone igualmente a sus seguidores:
• Renuncia a los bines materiales. A la recompensa material por la comunicación del pensamiento nuevo.
• Renuncia ala adquisición del Poder a través de la enseñanza, de la Maestría, la intelectualidad, la sabiduría.
• Renuncia al l Poder Político, convertirse por la piedad en un líder del pueblo o el Liberador que esperaba el pueblo.
Precisamente Yeshoua después de superar esas “tentaciones” comienza su enseñanza pública.
Yeshoua comienza su predicación exactamente en los términos de Juan “el cambio de mentalidad”.
Las bienaventuranzas traducidas exactamente comienzan con
SEREIS FELICES SI
• aceptáis la miseria, porque lo deseáis y lo veis como liberación.
• Cuando aceptéis la necesidad (hambre).
• Renunciando al Poder seréis atropellados por este.
• Sufriréis
• Repartiréis aquello que poseáis
• Alcanzaréis la pureza de corazón.
• Promovéis la paz
• Cuando por ser diferentes de los demás se os persiga. Os insultarán por no ser como “todo el mundo”.
El resultado será alcanzar el Reino de los Cielos, una vida más humana y natural como la de los pueblos Originales, semejante a la del Paraíso primordial.
Aquellos que consigan vivir de manera semejante serán la sal de la tierra y la luz del mundo. Desde luego no todos alcanzarán ese estado,sino solamente unos pocos. Eso lo alcanzarán no a través de creencias o leyes.

Yeshoua no trata de destruir la Ley, simplemente deja que ella siga su camino, traza el suyo cumpliendo la ley voluntariamente. Los Fariseos aparecen como grandes cumplidores de la Ley pero comprende que no les importa sino lo externo de la misma. La caricaturizan con sus exageraciones para simular una mayor observancia. Así:
• Hipócritamente consagran a Dios los bienes que deberían utilizar para la asistencia de sus padres.
• El adulterio es una transgresión física. El adulterio en el corazón no lo limpian.
• El juramento es un valor mercantil, de fidelidad en los negocios
• La limosna se hace con ostentación como una demostración de piedad social
• Igualmente sucede con sus interminables oraciones públicas para demostrar la piedad del orante, lo mismo que la grandilocuencia de las palabras del orante. Lo anterior le irrita tanto que da un esquema de cómo deben ser las oraciones. (irónicamente ese esquema se ha convertido en una fórmula vacía).
Padre nuestro que estás en los Cielos…
Relación con ese ser que adivinamos como engendrador cósmico. La Madre Oscura de
La que habla Laotseu y de la que proceden todas las cosas.
Que llegue tu Gobierno, tu orden originario…
Para que este se realice en nuestra cultura artificial, tal como se en el mundo natural.
Danos el pan de cada día…
Acepto la pobreza, pero dame lo suficiente para vivir cada día.
No me dejes desfallecer en el momento de la prueba…

Una de las radicalizaciones más fuerte y utópicas de Yeshoua es su oposición a la ley del talión. Esta como se enuncia es la de ojo por ojo, diente por diente. Posiblemente bien aplicada fue una ley sabía en un tiempo y espacio determinado. Lejana evidentemente a nuestra mentalidad y a la del propio Yeshoua y los “progresistas” de su época.
Yeshoua va muy lejos en sus prescripciones corrigiéndola. Quizá sea una de sus visiones utópicas más extremas:
• Hay que aceptar la coacción física. ¿También la esclavitud?
• Entregar todos los bienes hasta quedar materialmente ¡desnudo!
• Dar al que pide.
• No solamente amar a aquellos de nuestro propio pueblo, sino a los extranjeros y enemigos, porque todos somos “hijos de un mismo Padre”. Aquí la lógica es impecable. Si el Padre es universal nadie puede se exceptuado.
Insiste sobre ello cuando dice que el Padre hace salir el sol sobre puros e impuros.
El sabio comprende que todo lo anterior puede realizarse teatralmente es el “hipócrita”, el actor de teatro.
En cuanto la oración no es necesario grandes palabras porque el Padre sabe perfectamente lo que cada uno necesita.

Hay un problema que obsesiona a Yeshoua, el Desprendimiento lo único que puede destruir el mercantilismo en todas sus formas y sobre todo la del lucro inicuo:
• No amontonar cosas porque son perecederas y no permiten fijarse en otros problemas humanos.
• Cuando uno se centra en lo material, acaba echando a perder las relaciones humanas
• Recuerda a los seres humanos “originales” que viven día a día, momento a momento. Gentes que viven en lo natural como los pájaros o las flores.

Es evidente que no pensaba que todo el mundo viviese así. Eso habría significado un utopista totalmente desubicado. Creo que pensaba en gentes que escogiesen ese camino, aquellos que deseaban el Reino de los Cielos, una vida diferente y más humana, aquellos que a través del orden natural, el Cielo, viven el aquí ahora. Un poco como la antigua sangha o comunidad budista.

No “juzguéis y no seréis juzgados” me parece el equivalente taoísta a “si no luchaseis contra nadie, nadie luchará contra vosotros”. Es decir, “vive y deja vivir”. Aquello que condenas en el otro, tu mismo lo tienes. Querer convencer a los otros de que piensen como ustedes significará que os ganareis el odio y el rechazo de lo que se desea imponer. Así proclama lo que piensa es una ley universal:
TODAS LAS COSAS QUE DESEAIS QUE OS HAGAN LOS OTROS SERES HUMANOS, HACEDSE
LA A ELLOS.
En esto está condensada la Ley y los profetas. Es bien claro que para Yeshoua, todos los preceptos y mandamientos son palabrería si no coinciden con esa ley inmutable.
Se da cuenta, sin embargo que muy pocos seguirán eso que predica y de nuevo se da cuenta que muchos fingirán y por ello dice que los árboles se conocen por sus frutos.

El predicador, que sin duda es una de las Fuentes de algunos de los evangelios, pone esos momentos en que vive el desarrollo del cristianismo de rechazo socio-político y sus propias concepciones en la boca de Yeshoua. Indudablemente no intentaba mentir, sino simplemente, dado su concepto de la historia, creía que eso es lo que habría dicho Yeshoua en semejante momento...

Como libros de sabiduría práctica los evangelios son muy pobres. Tienen ideas vagas seudo místicas especialmente en Juan. Sin embargo, manifiestan ciertas tendencias que parecen atribuibles al mismo Yeshoua por su insistencia:
• Una concepción del Amor operativa, clara y definitiva: Haz al otro lo que quisieras que hiciera contigo.
• El rechazo al lucro y su obsesión por la pobreza.
• Su rechazo al Poder en su forma política y religiosa, especialmente esta última.
Aparte de estos rasgos las alusiones sapienciales son las corrientes del pensamiento oriental.

La concepción hacía Yawé, al que jamás nombra, es diferente de los eclesiásticos de su época y del resto de la Biblia. Se podría decir que tiene una especie de concepto “matrístico” de un Padre genitor y no un padre “pater familias”, un autócrata castigador cuando se traspasan sus reglas.

Según la misma concepción del Amor, propia de Yeshoua, ¿como se puede aplicar a Dios entidad abstracta?
1. Personalizado y dándole una entidad personal y humana. Es decir, aproximándose al culto idolátrico tan rechazado por el judaísmo. Cosa que posteriormente realizó el cristianismo, conduciendo hacía un pietismo morboso
2. Por el cumplimiento de los “preceptos” que se atribuyen estar proclamados por la deidad. Es decir por medio de una obediencia ciega.
3. Un Transcendente no puede ser amado por cumplimiento de sus preceptos ya que estos son solamente leyes culturales desarrolladas por el “clero” que trata de representarlo. Valores, tabúes, costumbres culturales que al ir perdiendo su influencia son atribuidos a mandatos divinos con el fin de revitalizarlas.

Yeshoua parece ser un reformados social- religioso utopista, que debido a sus exigencias duras y sencillas fracasa completamente. Su concepción de la vida simple y de una religión igualmente sencilla basada en un Padre bondadoso al que no le importa el rito para nada, que rechaza el poder y la riqueza, parece no ser comprendida por ninguno de sus discípulos inmediatos y menos aun por Pablo.
Existe algo misterioso que aun se nos escapa del por qué crece la divinización de Yeshoua y su mitificación posterior. Es la lucha por encontrar la continuidad entre judaísmo y la nueva secta. Las posteriores increíbles justificaciones de la Trinidad imitación sofistificada y teológica de viejas concepciones anteriores al cristianismo. Un dios trino en personas y único en su esencia recuerda con fuerza concepciones hinduistas muy anteriores.
Es conocída la tendencia de las sectas de todos los tiempos que para autentificarse se presentan como algo absolutamente nuevo y la vez entroncado con venerables tradiciones antiquísimas. El cristianismo parece tener exactamente este rasgo. Necesita al judaísmo como fuente de un Dios único, a la vez difiere profundamente de este y reniega de sus mismos fundamentos, para luego volver a legitimarlos.
Como toda religión de tipo intelectualista, deberá incorporar la religión popular de creencias politeístas propias de las masas y lo hará a través de los santos. Igualmente caerá en la idolatría de las imágenes a las que se les hace ofrendas admitidas bajo elaboradas concepciones intelectuales.

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