
DROGACIÓN
Los seres humanos, (especie que a través de la “cultura” se ha ido separando lentamente de la naturaleza), impulsados por nuestra innata curiosidad y capacidad de almacenar y transmitir información nos hemos separado completamente de nuestro orden natural y somos seres, parcialmente, artificiales.
Artificial = hecho por voluntad de uno o varios creadores según sus propósitos.
Una de esas cualidades artificiales que nos hemos creado históricamente ha sido que para actuar tenemos la necesidad de estar Drogados. Es decir, bajo situaciones emocionales que desencadenen en nuestro organismo una serie de reacciones hormonales (endorfinas varias) que nos mantienen en un accionar sostenido. Probablemente ese mecanismo, en su forma primitiva, es propio de la vida y particularmente manifiesto en los mamíferos.
La Drogación. en nuestro momento cultural, ha sido fuertemente incrementado por medio de substancias adictivas de origen químico y, sin duda, representa la deformación de nuestro mecanismo natural para actuar y mantener por largo tiempo la energía sico-física..
Si nos limitamos a los mamíferos esa motivación física para actuar va unida a sus necesidades primarias que son muy simples: alimentación, procreación y auto conservación.
Los seres humanos en nuestro desarrollo cultural hemos transformado esas necesidades primarias en un abultado abanico complejísimo y nos vemos necesitados para mantener nuestras actividades a utilizar una serie de estímulos adicionales con el fin mantenernos activos. Esto lo conseguimos primariamente por medio de la Drogación natural y modernamente mediante otros estímulos directos e indirectos tanto de origen natural como químico.
Basándonos en la precedente comprobación estudiemos el fenómeno de la sexualidad. Digo fenómeno, porque siendo una de las necesidades básicas de la especie humana, debido a nuestra evolución netamente cultural, se ha convertido en drogación forzada para muchos hasta llegar a la drogadicción, dentro de una cultura frecuentemente hipersexualizada por motivos de lucro.
El ser humano como mamífero se reproduce sexualmente. En los mamíferos no humanos la atracción se desarrolla por la captación del macho, generalmente mediante el olfato, de los periodos hormonales fértiles y receptivos de la hembra. Los seres humanos primitivos debieron seguir este patrón durante muchos milenios.. Seguramente por razones de especialización en otros aspectos, los humanos perdieron lentamente esa capacidad de captación física y la reemplazaron, parcialmente, por otra que podemos denominar emotiva. Por tanto el acercamiento de orden emocional de dos humanos (sin importar el sexo) producirá efectos hormonales cada vez más fuertes hasta que se terminen en la fusión corpórea y consiguiente proceso de relación sexual conducente a la fecundación o no. Este proceso genera toda una serie de producción de endorfinas que causan un corto momento placentero.
Estos fenómenos físicos placenteros son el incentivo para que la pareja desee copular con cierta frecuencia, cosa necesaria, de nuevo por motivos culturales debido a la alta mortalidad humana acrecentada por sus actividades mortíferas de orden cultural tales como la caza, la guerra y otras modernas.. Es decir, el ser humano se ha alejado del determinismo animal mecanizado a través de los procesos hormonales.
En este segundo estadio del desarrollo humano el proceso está determinado especialmente por la emoción placentera.
Esta emoción placentera se manifiesta en la intensidad y en la duración. Para aumentar ambas se han inventado múltiples métodos.
Según los seres humanos se han desarrollado culturalmente, debido a la complejidad de sus relaciones, ha ido desarrollando un mayor aumento de procesos hormonales de tipo endorfínico en muchos aspectos mediante acciones programadas, pero siempre resultando la más simple de ellas y fácil se realizar la del acto sexual.
Lo anterior implica un paso definitivo y cada vez más actual, para explicar el sentido de lo que se estima como perversiones sexuales o parafilias. La consecuencia es que:
En nuestro actual estadio cultural la relación sexual no está dirigida a la procreación principalmente, sino a la DROGACIÓN.
Secundariamente como culminación al acercamiento emocional del proceso amoroso.
Si aceptamos todo lo anterior, tenemos una explicación lógica para los comportamientos de nuestra época, tanto los socialmente modelados, como las uniones previas a la búsqueda de pareja (noviazgo – pololeo), las frecuentes rupturas matrimoniales, ( cuando la Drogación en la pareja formal no es satisfactoria), las uniones homosexuales y las perversiones que, generalmente muestran, los síntomas de Drogadicción y que por lo mismo son difíciles de curar, no sólo porque se ocultan, sino porque son penadas por las leyes cuando se determina que implican daños de algún tipo para la pareja o terceros.
En la Drogación y, especialmente, en la Drogadicción sexual, el “otro” o lo “otro” son solamente los instrumentos adecuados para causar placer y se busca especialmente el placer más intenso y más prolongado con absoluto desprecio del instrumento sea este humano o simplemente físico.
Igualmente, a la luz de las consideraciones anteriores, las parafilias, como la Pedofilia que resulta tan enigmática e inhumana, se explican en sus diversas formas por el hecho de que las preferencias se dirigen a la obtención de un placer más refinado para el practicante, sin importar el daño que se cause a su partenario/a.
Lo anterior aparece muy claro en el sadismo. El sujeto sádico disfruta sexualmente con la tortura teatral (BDSM) o real de su víctima a la que utilizará hasta que él mismo esté satisfecho. Igualmente el masoquista, buscando el placer intenso y la drogación, puede llegar a producirse lesiones importantes por sí mismo o con la ayuda de otra persona.
Nos encontramos con una realidad cultural derivada de una red intrincada de procesos aislados y totalitarios. Las personas no buscan la drogación arbitrariamente, como se piensa, sino empujados por los procesos culturales colaterales que trabajan en una interminable escalera de causas y efectos.
El paso de la Drogación a la Drogadicción se da según cada uno es arrastrado por condiciones físicas, emocionales, culturales de su ambiente o las suyas personales e, incluso puede, ser consecuencia de una Moda cultural.
¿Se podrá detener como han intentado las Iglesias y los Estados las implicaciones de la Drogadicción perversa con leyes y castigos?
Hasta entrada la Edad Moderna en Europa y en partes de Asia la Drogadicción sexual, incluso en ocasiones que no existía daño a terceros, sino simplemente sujeta a reglamentación eclesiástica o legal, era castigada con terribles suplicios públicos como el empalamiento y, sin embargo, solamente consiguió hacerlas subterráneas.
La Drogadicción perversa con daños a otro, debe ser reprimida y castigada legalmente como defensa a los más débiles
Probablemente lo más efectivo es separando de la comunidad a aquellos que cometen los abusos. En la medida de lo posible hay que tratar la reeducación de los transgresores con las dificultades que implican los procesos de dependencia creados por la Drogadicción.
La tendencia cultural que es una realidad en si misma, proseguirá en forma subterránea y clandestina en ocasiones, según los tiempos algunas serán socialmente modeladas y, por tanto trivializadas para todos aquellos casos en que sea aceptadas y no impliquen daños a terceros
La represión indiscriminada en todas las culturas históricas en vez de conseguir la desaparición de cualquier tipo de fenómeno cultural lo hacen subterráneo y al criminizarlo resulta más difícil de mantener dentro de límites aceptables, porque son entidades que los utilizan como medio de lucro indiscriminado.
No sé si porque llevo unos días algo deprimido o por otra causa, hoy me senté en mi hamaca y me vino la idea siguiente, algo que hace tiempo me da vueltas en mi cabeza: