
COMPLEJO DE VICTIMA
Es una experiencia pesada la convivencia con personas que adolecen del “complejo de víctima”.
Creo que de alguna manera es algo de lo que la mayoría tiene experiencia.
Nuestra sociedad tiende a victimizarnos en algún momento de la vida, generalmente en la infancia.
Muchos lo superan total o parcialmente. Otros lo conservan y en forma masoquista lo exacerban en su interior hasta convertirlo en una grave deformación síquica.
Vivir con tales personas resulta bastante difícil, por una característica especial de ellas:
Tienden a caracterizar como su verdugo a una o varías de las personas con las que se relacionan.
Los “verdugos” tienden a justificarse por que no soportan ser culpabilizados en forma sistemática tanto de por sus propios (insignificantes errores) o por los que les atribuye la “víctima” imaginariamente o bien, lo que es muy frecuente, proyectando
sus propios errores en su “verdugo”.
Hablo de errores cotidianos y pequeños cuando estos son de importancia basta con imaginar como la vida de relación se convierte en una tragedia.
Todo lo anterior en personas “normales”, entendiendo por tales a seres medianamente equilibrados, son fenómenos pasajeros o risibles.
La convivencia con las “víctimas” es escasamente gratificante. Puede ser muy desequilibrante para quienes les rodean, porque llegan a sentirse seres “culpables”.
Los “verdugos” tienden a discutir racionalmente con la víctima. Este es el peor de los errores, común a todos los que tratan con personas EMOCIONALMENTE desequilibradas.
Los procesos emocionales son absolutamente incompatibles con la racionalidad, son IRRACIONALES.
La comprensión de lo anterior permite una convivencia sana con las personas emocionalmente anormales. El diagnóstico diferencial y la investigación de las causas de la distorsión en su forma primaria, puede dar claridad a la persona (s) que conviven con la distorsionada, para una “limpieza” propia aunque para la enferma sean de nulo valor si no es tratada en forma clínica. Lo último suele ser propio solamente de casos extremos.
EN RESUMEN
1. Según mis experiencias y observaciones, el “complejo de víctima” se desarrolla a partir de una experiencia traumatizante, especialmente en la niñez o pubertad.
2. La “víctima” crea a su alrededor al “verdugo” sobre el que proyectará sus propias emociones y errores. Con frecuencia los “chantajeará emocionalmente hasta convencerle, en ocasiones de que es culpable.
3. Tendrá tenencia a la agresividad, permanecer siempre a la defensiva, auto valorarse par ocultar su baja autoestima.
4. Todos estarán siempre en deuda con ella porque es “víctima”.
De ordinario será triste y doliente. Carece de sentido del humor.
Lo anterior no son rasgos exhaustivos, pero sí los más corrientes en estas personas. Siempre
CRUCIFICADAS POR LOS OTROS
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