Friday, February 13, 2009

reflexiones





CLUB DE LOS PITUTOS



En la sociedad chilena, a todo nivel, existe la tendencia a obtener beneficios, no tanto por méritos personales, sino por un “compadrazgo” amplio que va más allá del institucional. Es decir, por relaciones personales previas que pueden estar fundadas en el parentesco (aun el muy lejano), el clientelismo político o económico…

Esta tendencia se ha ido apoderando de ciertos estratos sociales en los últimos treinta años con una fuerza inusitada.
Se ha ido creando una clase social transversal a los diferentes estratos sociales que basa sus actividades en la obtención de pitutos, Curiosamente se ha reactivado en ese nivel la antiquísima práctica de la “mano vuelta” que significa ahora “yo te consigo – tú me devuelves”. Generalmente con una cierta exigencia de que la retribución sea más generosa.
Desde luego el que da el pituto supone que aquel que lo ha recibido debe estar perpetuamente en deuda con quien se lo proporcionó.

Es fácil comprender que esta seudo institución favorece todo tipo de corrupción. Realmente ya la concesión de un pituto en si misma lo es, porque, aunque el que lo reciba tenga la calificación para desarrollarlo, es preferido frente a todos los otros postulantes.
A la vez existe la trágica tendencia que una mayoría de los que reciben un pituto en cualquier tipo de actividad sabe que de ordinario no la ha conseguido por su capacidad personal (aunque la tenga) y por tanto menosprecia su actividad.

¿Quienes son los que forman el grueso de este club del pituto?
Si bien hemos advertido que se da el fenómeno en todas las capas sociales existe un grupo determinado que, por así decir, “viven de los pitutos”.
Generalmente son aquellos que habiendo estudiado no han conseguido por capacidad, inconstancia u otras razones, un diploma formal en alguna actividad. Se trata de personas que se juzgan a sí mismas como “profesionales” por el hecho de tener ciertos conocimientos en alguna materia. Su condición no les permite acceder a actividades que exigen títulos profesionales. Entonces se aferran a actividades paralelas conseguidas a través del pituto. Con frecuencia esas actividades son muy frágiles. La condición anterior crea una población flotante de funcionarios en todas las actividades que dependen de la buena voluntad de quienes conocen su fragilidad y que la explotan desvergonzadamente para que esos subalternos IGNOREN SIEMPRE cada uno de sus manejos corruptos que es frecuente que impliquen el desfalco y el robo.

Resulta grotesco que una sociedad se vaya deteriorando en sus relaciones humanas solidarias pues la enfermedad es tan extendida que

¿Quién DE NOSOTROS NO HA RECURRIDO PARA ALGO EN EL PITUTO?

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